Hay momentos en el devenir de la vida, que nos sentimos incómodas e insatisfechas viendo cómo evolucionan y se tejen nuestras relaciones. Nos quejamos, estamos extenuadas, renegamos de todo y no sabemos cómo salir de ahí por que nos aplasta el día a día.
Sucesivamente entras y sales de situaciones en las que lidias con enfados, tensiones, disgustos…en fin, tiras y aflojas. ¡Estás muy cansada! Y esto es porque vives tus relaciones en un campo de batalla. Estás haciendo la guerra y ello consume muchísima energía y produce muchas toxicidades.
¿Porqué no entender cómo y cuando sucede esto para salvaguardarte de escenarios dramáticos?
Al respecto del drama, el doctor Stephen Karpman describió en 1968 un modelo psicológico y social de la interacción humana llamado el Triángulo Dramático. En dicho modelo propone que toda interacción humana disfuncional se lleva a cabo en un triángulo donde se dan tres roles: el Perseguidor, el Salvador y la Víctima.
Los tres roles están presentes en las relaciones e incluso dentro de nosotros mismos.
Aunque de manera natural tendemos a un rol predominante, en una discusión podemos bascular entre los roles según como percibimos la situación.
El Perseguidor es esa persona severa en sus formas, autoritaria, crítica, hiriente, desdeñosa, que culpabiliza a los demás, que busca fallos, ridiculiza en cualquier situación, experto en la triangulación y el hostigamiento, rígido, a menudo está agotado y abrumado por la frustración que arrastra en su vida. Es por definición, el acosador más temido en cualquier ámbito.
El Salvador se describe por ser el que se sacrifica por los demás, tiene dificultades para decir NO, sale al rescate del débil aunque nadie lo haya invitado y atiende tanto las necesidades de los demás que suele olvidarse de las suyas. Y por cierto, es adicto al trabajo hasta la extenuación para poder reclamar más tarde una deuda creada por él mismo.
Y luego tenemos a la Víctima, centrada en la queja, pasiva, pretende parecer pura e inocente ya que así no tendrá que asumir ninguna responsabilidad. Se siente indefensa, oprimida, impotente, humillada y desesperada. Atada de pies y manos, incapaz de salir de la situación que está viviendo.
Debemos aprender a estar alerta y reconocer las señales que nos indican que estamos cerca o entrando en un triángulo dramático. Si te encuentras en una situación con otra persona donde te sientes culpable, herido, furioso, triste, celoso, confuso, atrapado, traicionado… estás indudablemente en un triángulo dramático.
Lo primero y más importante es conseguir observarte a ti misma. Y lo segundo, es con todo el amor hacia ti y sinceridad, desprenderte de la sensación de culpa y vergüenza para empezar a cambiar. Y así por tanto cambiar tu realidad.
Ten en cuenta que si sientes culpabilidad o vergüenza no significa obligatoriamente que estás haciendo algo malo. Quizás, tan solo te reporta a alguna creencia antigua instaurada en ti por reglas familiares que nos acompañan en silencio por el camino de nuestra vida. Pregúntate qué creencia hay detrás de esa sensación y si la decisión que te gustaría tomar es tuya propia o lo haces por lealtad a algún concepto familiar arraigado.
Cuanto más te afiances en tus propias decisiones, más libre serás y mejor autoestima abanderarás. La clave está en sentir que no hay nada que no puedas encontrar dentro de ti. Cuando estás conectada contigo misma, te quieres y aceptas, dejas de buscar afuera el control que busca el Perseguidor, la aprobación que desea el Salvador y la seguridad que anhela la Víctima. De no ser así, dejándote llevar por la tensión y la frustración cuando te sientas amenazada saltarán automáticamente las reacciones aprendidas en la infancia y el Perseguidor recurrirá a la cólera y la crítica. El Salvador a la culpabilidad y al sacrificio. Y la Víctima al temor y la vergüenza.
Para evitar entrar en un triángulo dramático hay que empezar por hacernos conscientes de nosotras mismas y luego interiorizar que somos las únicas responsables de nuestros sentimientos y felicidad. Nadie más que tú misma te sacará de la situación.
¡Despierta y ponte a salvo de cualquier Triángulo Dramático de Karpman! Nosotras te podemos ayudar.
E.L.F